La gastronomía
mexicana cuenta con una gran variedad de platos riquísimos y conocidos a través
del mundo. Pero el rasgo menos conocido de esa gastronomía es la entomofagia, o
mejor dicho, el hecho de comer insectos. Esta práctica es muy antigua, como lo
subraya el Códice Florentino escrito en el siglo XVI por Fray Bernardino de
Sahagún. Escribía que los habitantes de Mesoamérica comían 96 especies de
insectos. Sin embargo, no podían sospechar el aporte nutricional en proteína (80%
para 100 gramos), grasa, hierro, aminoácidos esenciales etc. Ahora si sigue
comiendo insectos como un plato de lujo. Se comen asados, tostados, en tacos, en
salsas o en omelettes. Como las frutas, se cosechas según las temporadas. Los
insectos más famosos en los platos son los escamoles (larvas de hormiga), los
gusanos de maguey (larvas de mariposa), las chicatacanas (hormigas muy
agresivas que pueden morder) y los chapulines. Esta particularidad cultural
puede parecer rara y repugnante, pero podría ser una solución para luchar
contra el hambre y la desnutrición, porque son llenos de nutrimientos y son muy
numerosos.
Si os atrevéis, ¡buen
provecho!
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